Tan perturbada mi mente vagaba en un desierto de arañas y ratas.
Era el tiempo de agite y pasión, emociones descontroladas.
En esa fiesta que fui la encontré y su alma al misterio inspiro,
Abrió una grieta en mi corazón, mí cabeza descerebro.
Quien diría muchacha pampeana, qué cambiaras el rumbo a mis días.
Y al costado de la ruta quede extrañándote toda la vida,
Y al costado de la ruta quede amándote toda la vida,
Muchacha pampeana.
LyM: Hernan David fuentes
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